4 de febrero de 2018
Se ha cumplido el primer mes de custodia compartida con algún contratiempo que otro como ya he comentado en las dos entradas anteriores, pero soy optimista. Aunque hubo baches he sabido reconducir la situación de forma elegante pero la experiencia me dice que no puedo bajar la guardia ni un momento.
Sin ir más lejos durante la primera semana que Juan pasó con su madre volví a encontrarme con otro obstáculo. El miércoles 24 de enero, cuando fui a recoger a Juan al colegio para pasar la tarde juntos Juan salió muy enfadado e indignado. "¿Qué pasa Juan?" Le pregunto. Mi tutora me ha vuelto a echar la bronca hoy.
Le pregunté a Juan qué había pasado pero estaba tan enfadado que no pude sacar un argumento claro. Aproveché que esa tarde le recogía yo en el colegio para preguntarle a su tutora qué había pasado y por qué Juan estaba tan enfadado e indignado. La profesora, delante de Juan, me confirmó que Juan no había llevado los deberes que ella le había indicado hechos y que no era la primera vez, Juan sabe que cuando tiene los ejercicios mal debe volver a repetirlos en casa y aprendérselos. Como al parecer esto es algo que se repite de forma habitual en él la profesora me confiesa que ya no sabe qué hacer para que le haga caso y que perdió un poco los nervios. Le “pinchó” en el brazo con el dedo, según afirma Juan y, aunque no le ha dolido físicamente, la acción de la profesora le ha herido el orgullo. De ahí su indignación. Una vez que comprendí todo lo que había pasado, le pregunté a Juan por qué no había hecho los deberes como ella le había indicado. Como de costumbre cuando algo tiene que ver con su madre, se encoge de hombros y no sabe contestar.
Nos vamos del colegio y hablamos. “Juan, tu profesora dice que no es la primera vez que no llevas los deberes hechos y durante los quince días que estuviste conmigo tu tutora estaba muy contenta porque estabas cumpliendo con todo lo que ella te pedía, llegabas puntual al cole y estabas estudiando mucho. Ella misma comentó el cambio que estaba observando en ti. ¿Qué ha pasado esta semana? ¿Has dejado de cumplir con las obligaciones del cole?”. No sabe qué contestar. Me dice que no llega tarde porque todavía no ha empezado la clase cuando llega pero que los niños ya están dentro de la clase. Y que no sabe porque no ha hecho los deberes y tampoco sabe porque no hace caso a su profesora. “Pero yo te he enseñado a utilizar tu agenda para apuntar las tareas y lo estabas haciendo bien, ¿qué está pasando?”. No hay respuesta.
Una vez más me doy cuenta de la falta que le he estado haciendo todos estos años. En 15 días conmigo ha aprendido a hacer muchas cosas por sí mismo pero me temo que cuando no está en casa no puedo hacer nada, excepto intentar que recuerde que sus obligaciones son para siempre, no solo cuando vive conmigo y que si lo cumple, todos sus profesores estarán contentos por él. Pero necesito su colaboración para hacerle entender a su madre que Juan necesita ayuda con esto, es el mismo Juan el que tiene que hacer entender a su madre que necesita que le revisen las tareas del cole, que le lleven puntual al colegio, que le dejen tiempo para estudiar, que le permitan hacer sus deberes en un lugar tranquilo (no en asiento trasero del coche, como alguna vez se le ha escapado decirme) ... Es él el que sufre al final las humillaciones de sus profesores y de sus compañeros, no nosotros. Es él el que siente que el colegio no es justo cuando le manda tareas extra por suspender un examen y se siente discriminado porque a sus compañeros que sí aprueban no les mandan deberes extra. Tengo que hacerle entender por doloroso que sea para él, que lo que no es justo es que si no estudia y suspende tenga los mismos privilegios que los demás niños que se han esforzado más que él. Tengo que hacerle entender que los niños también tienen obligaciones pero... Soy consciente de que en este asunto Juan no es el único culpable, nadie le ha estado enseñando cómo debe hacer las cosas, cómo se sienta uno delante de un libro y se pone a estudiar, nadie le ha explicado que el responsable de sus estudios debe ser él...Y no es por excusarme, pero hasta ahora con tan solo 4 días al mes que pasaba conmigo yo no he podido hacer más. Espero poder reconducir todo esto de una manera coherente. Juan ahora tiene 10 años y soy consciente de todo el tiempo que se ha esfumado entre los dedos.
Y hasta aquí el primer resumen de los 15 días de Juan en casa de su madre, porque como es habitual no he podido tener más información.