Comienza la segunda semana juntos. Para Juan es todo nuevo, bueno y para mí también. Nunca había vivido su día a día tan de cerca. Saber cómo es cuando se levanta para ir al colegio, si es perezoso o le gusta salir temprano para encontrarse con sus amigos. Cómo son sus amigos, quiénes son, quiénes son los padres de sus amigos, sus profesores, las cosas que le gusta hacer después del cole… En fin para mi todo es nuevo. En estos días he aprendido muchas cosas sobre él y él sobre mi. Parece mentira pero a pesar de que nos veíamos 4 días al mes desconocíamos muchas cosas el uno del otro y creo que estamos disfrutando el momento.
He conseguido que los padres del cole me incluyan en el grupo de whatsapp que existe de los niños de primaria. Ahí hablan de todo. De las excursiones, de los deberes, del material que tienen que llevar al cole… Estoy muy sorprendido, todo es nuevo para mi. Me da vergüenza escribir en el grupo, sobretodo cuando veo que hay padres, que aún no estando divorciados y convivir con sus hijos todos los días, están tan perdidos como yo. Preguntan por los deberes que tienen que hacer e incluso se lo resuelven unos a otros. Por otro lado me agrada no ser el único perdido en todo este mundillo.
He conseguido que los padres del cole me incluyan en el grupo de whatsapp que existe de los niños de primaria. Ahí hablan de todo. De las excursiones, de los deberes, del material que tienen que llevar al cole… Estoy muy sorprendido, todo es nuevo para mi. Me da vergüenza escribir en el grupo, sobretodo cuando veo que hay padres, que aún no estando divorciados y convivir con sus hijos todos los días, están tan perdidos como yo. Preguntan por los deberes que tienen que hacer e incluso se lo resuelven unos a otros. Por otro lado me agrada no ser el único perdido en todo este mundillo.
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Fuente: www.guiainfantil.com |
Esta vez sí pude mantener la cita que el director del colegio había pospuesto la semana pasada y nos reunimos él, la tutora, la madre de Juan y yo. Salí muy satisfecho de este encuentro. Parece ser que Javier, el director, ha entrado en razón después de varios encuentros que hemos tenido y en los que no he parado de explicarle cordialmente mis dificultades. Creo que Javier y yo nos vamos conociendo y él está viendo que no soy la bestia que le habían contado, que soy una persona responsable y que solo estoy buscando el bienestar de mi hijo sin tratar de embaucar o perjudicar a nadie y menos al director del cole, que bastante está haciendo ya con escucharme y tratar de que las cosas marchen bien a pesar de los intentos de la madre de Juan por embaucar a Javier. Parece mentira que en los tiempos que corren todavía haya mujeres que intenten utilizar la seducción femenina para conseguir sus objetivos. Vergüenza ajena me dio cuando la vimos entrar Cómo pude estar casado con esa mujer? ¿Cómo pude estar tan ciego? Y lo peor, ¿qué pensarán los profesores y el director cuando la ven? Estas cosas las paga Juan en el colegio. Estos días ya me han dicho tres personas, dos desconocidos y un viejo amigo de juventud que Juan siempre llega tarde al colegio, muy tarde y que casi siempre tiene que esperar a su madre para volver a casa. No me extraña, su madre nunca fue muy buena con la puntualidad ni las responsabilidades. Se han sorprendido porque estas semanas Juan está llegando puntual y no se queda solo esperando a que vayan a recogerle.
Javier ha puesto las cosas claras y la sistemática que se seguirá a partir de ahora para que yo no esté nunca más al margen de la educación de Juan. Espero que su tutora sea la siguiente en entrar en razón y se muestre más colaboradora que hasta ahora, que no me ha querido conceder ni una sola tutoría en lo que va de curso hasta esta misma semana, en la que hemos aprovechado también para aclarar muchas cosas. Después de continuos reproches durante las dos reuniones que hemos mantenido (primero con el director del cole, después con la tutora de Juan) en la que he tenido que evidenciar que la tutora de Juan ha estado eludiendo mis peticiones continuamente, me ha alegrado una cosa. No sé por qué la tutora le ha dicho a la madre de Juan que debería copiar un poco más el estilo educativo del padre. Juan no llega tarde al colegio, lleva todas las tareas hechas y se guía por la agenda. Está portando muy bien en el cole, no protesta, no está revoltoso... Su cara al decirlo fue de total reproche hacia la madre de Juan como si se hubiera sentido engañada durante mucho tiempo por ella, como si se hubiera creído de pobre madre sola, criando a su hijo… Me quedé de una pieza cuando la tutora de Juan le recriminaba a su madre todo esto. Nunca creí que esta persona haría eso, a pesar de que fueron muchas las veces que no ha querido escucharme y me ha dado plantón. Supongo que si el director del colegio y la tutora han leído la copia de la sentencia judicial que les dejé se habrá dado cuenta de muchas cosas y de que fue un completo error posicionarse de una de las partes. Lo único que esta profesora debería haber hecho es ser neutral y fijarse en la situación de Juan, no en la de su madre. Yo no he pedido que me comprendan porque soy hombre, pero tampoco deberían haberse puesto de parte de su madre. Simplemente neutralidad. Espero que de ahora en adelante sí sean neutrales y se centren únicamente en enseñar a Juan lo que le toca sin meterse en las vidas personales de su madre y mía.
Este mismo día aproveché para pedir a la madre de Juan que dejara de molestarme por teléfono cuando Juan está conmigo porque no se lo voy a coger. Deberá ganarse mi confianza después de todo el daño que me ha causado. Además si pasara algo importante yo mismo la llamaré por teléfono. Por otro lado ella aprovechó para comunicarme que ha pedido información para solicitar la nulidad matrimonial. Lo cual me ha alegrado porque es en lo único que estamos de acuerdo desde que nos conocemos. Este será el siguiente paso que ya he iniciado antes de que ella me lo comunicara, pero de todas maneras esto va a dar para siguientes artículos del blog, estoy seguro. Me espera otro año de penitencia (y nunca mejor dicho) y de escuchar barbaridades sobre mí.
Llega el miércoles, día en el que Juan debe pasar la tarde con su madre. En la primera tarde que Juan pasó con su madre no tuvimos ningún problema así que yo estaba optimista. Las cosas van marchando poco a poco y con menos dificultades de las esperadas. Sin embargo, esta vez no fue así, Juan llega tarde a casa. Bastante tarde…. Bajo la escalera para esperar en el portal (lo pactado es que Juan llegara y picara en el timbre él solo, pero al hacerse tarde decidí esperarle fuera), me inquieta que llegue tarde porque todavía no tengo la certeza de que esto no sea una artimaña para no devolverme a mi hijo, no es la primera vez que no me entrega a Juan el día estipulado así que no me iba a sorprender. Todavía recuerdo el fin de semana que estuve buscándolo por toda la ciudad sin saber su paradero. Me inquieta que en cualquier momento se niegue a dejármelo otra vez. Por fin llegan, bajan del coche, se acercan al portal, ella intenta atravesar la puerta. Yo se lo impido porque esa ya no es su casa. Durante 6 años he recogido a mi hijo en la puerta del portal de su casa y en ningún momento intenté atravesar la puerta (más que nada porque ella misma me había acusado de malos tratos y no quería que tuviera motivos para inventar más mentiras). Ahora ella debe ceñirse a las mismas circunstancias. No me gustaría que tuviera ninguna opción de poder entrar en mi casa. Me da verdadero pavor llegar un día y encontrármela allí. Ya en su día, durante nuestro divorcio llegué un a casa después de trabajar y me encontré únicamente con las paredes, se lo había llevado todo, absolutamente todo (bueno menos las cortinas, que ahí sí me hubiera hecho un favor. Sus gustos nunca coincidieron con los míos). Prefiero mantenerla lejos de la puerta de mi casa aunque noto cierto interés desde hace un tiempo en acercarse. Raro…
La recordé que ahora las obligaciones no sólo las tengo yo (como antes) que ahora la que debe llegar puntual también es ella, que ahora la que debe ceñirse también a una sentencia judicial es ella y que las consecuencias de no hacerlo también son para ella. También la he recordado que dentro de mi casa ella ya no es bienvenida y que se ciña a lo que ella ha sembrado durante tantos años de maltrato hacia mí (y más en los dos últimos años).
Juan se ha quedado un poco impresionado al ver la escena. Hasta ahora nunca ha visto que yo me enfadara con su madre delante de él, pero tiene que entender que las normas son para todos y para ella también. Creo que en un principio pensó que le regañaba a él por llegar tarde. Ella suele culparle cuando suceden estas cosas, sin embargo le expliqué que los errores los tiene que asumir quien los comete y que en esta ocasión el error lo cometió su madre. A veces Juan miente para protegerla a ella. Este es un tema que tengo que trabajar con él. No debe mentir nunca y menos para proteger a otro. Cada uno deberá asumir sus consecuencias.