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LA INDIGNACIÓN DE JUAN

viernes, 19 de enero de 2018

PRIMER PERIODO JUNTOS. TOMA (II)


Comienza la segunda semana juntos. Para Juan es todo nuevo, bueno y para mí también. Nunca había vivido su día a día tan de cerca. Saber cómo es cuando se levanta para ir al colegio, si es perezoso o le gusta salir temprano para encontrarse con sus amigos. Cómo son sus amigos, quiénes son, quiénes son los padres de sus amigos, sus profesores, las cosas que le gusta hacer después del cole… En fin para mi todo es nuevo. En estos días he aprendido muchas cosas sobre él y él sobre mi. Parece mentira pero a pesar de que nos veíamos 4 días al mes desconocíamos muchas cosas el uno del otro y creo que estamos disfrutando el momento.

He conseguido que los padres del cole me incluyan en el grupo de whatsapp que existe de los niños de primaria. Ahí hablan de todo. De las excursiones, de los deberes, del material que tienen que llevar al cole… Estoy muy sorprendido, todo es nuevo para mi. Me da vergüenza escribir en el grupo, sobretodo cuando veo que hay padres, que aún no estando divorciados y convivir con sus hijos todos los días, están tan perdidos como yo. Preguntan por los deberes que tienen que hacer e incluso se lo resuelven unos a otros. Por otro lado me agrada no ser el único perdido en todo este mundillo.

Fuente: www.guiainfantil.com

Esta vez sí pude mantener la cita que el director del colegio había pospuesto la semana pasada y nos reunimos él, la tutora, la madre de Juan y yo. Salí muy satisfecho de este encuentro. Parece ser que Javier, el director, ha entrado en razón después de varios encuentros que hemos tenido y en los que no he parado de explicarle cordialmente mis dificultades. Creo que Javier y yo nos vamos conociendo y él está viendo que no soy la bestia que le habían contado, que soy una persona responsable y que solo estoy buscando el bienestar de mi hijo sin tratar de embaucar o perjudicar a nadie y menos al director del cole, que bastante está haciendo ya con escucharme y tratar de que las cosas marchen bien a pesar de los intentos de la madre de Juan por embaucar a Javier. Parece mentira que en los tiempos que corren todavía haya mujeres que intenten utilizar la seducción femenina para conseguir sus objetivos. Vergüenza ajena me dio cuando la vimos entrar Cómo pude estar casado con esa mujer? ¿Cómo pude estar tan ciego? Y lo peor, ¿qué pensarán los profesores y el director cuando la ven? Estas cosas las paga Juan en el colegio. Estos días ya me han dicho tres personas, dos desconocidos y un viejo amigo de juventud que Juan siempre llega tarde al colegio, muy tarde y que casi siempre tiene que esperar a su madre para volver a casa. No me extraña, su madre nunca fue muy buena con la puntualidad ni las responsabilidades. Se han sorprendido porque estas semanas Juan está llegando puntual y no se queda solo esperando a que vayan a recogerle.

Javier ha puesto las cosas claras y la sistemática que se seguirá a partir de ahora para que yo no esté nunca más al margen de la educación de Juan. Espero que su tutora sea la siguiente en entrar en razón y se muestre más colaboradora que hasta ahora, que no me ha querido conceder ni una sola tutoría en lo que va de curso hasta esta misma semana, en la que hemos aprovechado también para aclarar muchas cosas. Después de continuos reproches durante las dos reuniones que hemos mantenido (primero con el director del cole, después con la tutora de Juan) en la que he tenido que evidenciar que la tutora de Juan ha estado eludiendo mis peticiones continuamente, me ha alegrado una cosa. No sé por qué la tutora le ha dicho a la madre de Juan que debería copiar un poco más el estilo educativo del padre. Juan no llega tarde al colegio, lleva todas las tareas hechas y se guía por la agenda. Está portando muy bien en el cole, no protesta, no está revoltoso... Su cara al decirlo fue de total reproche hacia la madre de Juan como si se hubiera sentido engañada durante mucho tiempo por ella, como si se hubiera creído de pobre madre sola, criando a su hijo… Me quedé de una pieza cuando la tutora de Juan le recriminaba a su madre todo esto. Nunca creí que esta persona haría eso, a pesar de que fueron muchas las veces que no ha querido escucharme y me ha dado plantón. Supongo que si el director del colegio y la tutora han leído la copia de la sentencia judicial que les dejé se habrá dado cuenta de muchas cosas y de que fue un completo error posicionarse de una de las partes. Lo único que esta profesora debería haber hecho es ser neutral y fijarse en la situación de Juan, no en la de su madre. Yo no he pedido que me comprendan porque soy hombre, pero tampoco deberían haberse puesto de parte de su madre. Simplemente neutralidad. Espero que de ahora en adelante sí sean neutrales y se centren únicamente en enseñar a Juan lo que le toca sin meterse en las vidas personales de su madre y mía.

Este mismo día aproveché para pedir a la madre de Juan que dejara de molestarme por teléfono cuando Juan está conmigo porque no se lo voy a coger. Deberá ganarse mi confianza después de todo el daño que me ha causado. Además si pasara algo importante yo mismo la llamaré por teléfono. Por otro lado ella aprovechó para comunicarme que ha pedido información para solicitar la nulidad matrimonial. Lo cual me ha alegrado porque es en lo único que estamos de acuerdo desde que nos conocemos. Este será el siguiente paso que ya he iniciado antes de que ella me lo comunicara, pero de todas maneras esto va a dar para siguientes artículos del blog, estoy seguro. Me espera otro año de penitencia (y nunca mejor dicho) y de escuchar barbaridades sobre mí.

Llega el miércoles, día en el que Juan debe pasar la tarde con su madre. En la primera tarde que Juan pasó con su madre no tuvimos ningún problema así que yo estaba optimista. Las cosas van marchando poco a poco y con menos dificultades de las esperadas. Sin embargo, esta vez no fue así, Juan llega tarde a casa. Bastante tarde…. Bajo la escalera para esperar en el portal (lo pactado es que Juan llegara y picara en el timbre él solo, pero al hacerse tarde decidí esperarle fuera), me inquieta que llegue tarde porque todavía no tengo la certeza de que esto no sea una artimaña para no devolverme a mi hijo, no es la primera vez que no me entrega a Juan el día estipulado así que no me iba a sorprender. Todavía recuerdo el fin de semana que estuve buscándolo por toda la ciudad sin saber su paradero. Me inquieta que en cualquier momento se niegue a dejármelo otra vez. Por fin llegan, bajan del coche, se acercan al portal, ella intenta atravesar la puerta. Yo se lo impido porque esa ya no es su casa. Durante 6 años he recogido a mi hijo en la puerta del portal de su casa y en ningún momento intenté atravesar la puerta (más que nada porque ella misma me había acusado de malos tratos y no quería que tuviera motivos para inventar más mentiras). Ahora ella debe ceñirse a las mismas circunstancias. No me gustaría que tuviera ninguna opción de poder entrar en mi casa. Me da verdadero pavor llegar un día y encontrármela allí. Ya en su día, durante nuestro divorcio llegué un a casa después de trabajar y me encontré únicamente con las paredes, se lo había llevado todo, absolutamente todo (bueno menos las cortinas, que ahí sí me hubiera hecho un favor. Sus gustos nunca coincidieron con los míos). Prefiero mantenerla lejos de la puerta de mi casa aunque noto cierto interés desde hace un tiempo en acercarse. Raro…

La recordé que ahora las obligaciones no sólo las tengo yo (como antes) que ahora la que debe llegar puntual también es ella, que ahora la que debe ceñirse también a una sentencia judicial es ella y que las consecuencias de no hacerlo también son para ella. También la he recordado que dentro de mi casa ella ya no es bienvenida y que se ciña a lo que ella ha sembrado durante tantos años de maltrato hacia mí (y más en los dos últimos años).

Juan se ha quedado un poco impresionado al ver la escena. Hasta ahora nunca ha visto que yo me enfadara con su madre delante de él, pero tiene que entender que las normas son para todos y para ella también. Creo que en un principio pensó que le regañaba a él por llegar tarde. Ella suele culparle cuando suceden estas cosas, sin embargo le expliqué que los errores los tiene que asumir quien los comete y que en esta ocasión el error lo cometió su madre. A veces Juan miente para protegerla a ella. Este es un tema que tengo que trabajar con él. No debe mentir nunca y menos para proteger a otro. Cada uno deberá asumir sus consecuencias.


PRIMER PERIODO JUNTOS. TOMA (I)


Hoy es viernes y está a punto de finalizar esta primera quincena juntos. Por eso creo que es el mejor momento para hacer una valoración de estos primeros días, aunque nos queda todo el fin de semana, en el que muy probablemente sucederán cosas y espero que buenas.

El 8 de enero empezó un poco ajetreado, con muchas preocupaciones por mi parte. No tenía ni idea de cómo se iban a suceder las cosas y sí, tenía temor de que la madre de Juan intentara hacer una de las suyas. Y en cierto modo no me equivoqué... Pero no fue tan duro como yo me imaginé.

A primera hora del lunes, justo después de las vacaciones de Navidad y con una gran nevada en la ciudad que hizo que todo fuera un auténtico caos, acudí a pie (era imposible circular con el coche) al colegio de Juan para encontrarme con el director del colegio, el jefe de estudios, la madre de Juan y su tutora. Nunca suelo llegar tarde a ninguna parte y por mil males que hubiera ese día no podía fallar a esa cita. Para mi sorpresa ni la madre de Juan ni su tutora asistieron a la cita. Javier, el director del colegio, me pide por favor que llame a la madre de Juan por teléfono y le pregunte si va a acudir a nuestra cita. Aunque la idea no me hace gracia, accedo a la petición de Javier. “¿Vas a venir al colegio?” Pregunto. “No, no voy a acudir a la cita” Contesta la madre de Juan. “Y creo que deberíamos hablar de la custodia compartida porque mi abogado hace 4 días que me ha informado del proceso”. Añade ella. “Creo que está todo hablado desde el 30 de noviembre, fecha en la que se firma la sentencia de custodia compartida, y desde el 6 de diciembre, fecha en la que se nos notifica la nueva situación a ambos”. Tanto el director como el jefe de estudios me estaban mirando con cara de “¿será verdad que no va a venir?”. Por fin se dieron cuenta de la difícil situación en la que nos encontramos desde hace años y de que no soy esa persona irresponsable, que no atiende a su hijo y que le encierra en la habitación hasta que deja de llorar, que tiene sometida a su mujer y que hace que su vida sea un infierno. Por fin se dieron cuenta de que no soy esa persona que ella ha inventado. Por fin se han dado cuenta del error que han cometido al tomar parte directamente en este asunto y prestarle a ella toda su atención durante todos estos años. Lo importante es que ahora el director se mantiene neutral y está mostrando total colaboración por su parte, ajustándose a la ley, ni más ni menos.

Fuente: Crossroads Las Huellas de un Padre

En fin, para no desperdiciar la cita, explico la nueva situación con la custodia compartida y solicito que se me informe a partir de ahora a mí también de todos los aspectos de Juan, no sólo a su madre, y le dejo una copia de la sentencia para que esté totalmente informado de lo que pasa. Añado que es muy importante que a partir de ahora Juan no salga del colegio sin mi consentimiento. (Su madre ha tenido la mala costumbre de interrumpir sus horas de clase para llevárselo a psicólogos y psiquiatras que no han hecho más que entorpecer el proceso de custodia compartida. Juan nunca ha estado enfermo, pero sí ha necesitado todos estos años un psicólogo que le ayude a convivir en el ambiente materno en el que está. Sin embargo su madre ha estado más empeñada en hacerle pensar cosas extrañas, como que yo le voy a abandonar y no me voy a ocupar de él. Ya se ve…”Durmiendo con su enemigo”).

Como era de esperar a Javier no le queda más remedio que posponer la reunión para otro momento en el que podamos acudir todos y aclarar muchos puntos tanto con la madre de Juan como con su tutora, que me lo está poniendo difícil para acceder a la información de Juan.

Finalmente la madre de Juan queda en subirle a mi casa a la hora establecida ya que no le voy a poder recoger en el colegio como era lo pactado. Sin embargo, 15 minutos antes de llegar la hora me vuelve a llamar, en este caso Juan, para decirme que no va a venir, que vaya yo a buscarle si quiero (con el riesgo de llegar tarde y que ella de parte a la policía porque he abandonado a mi hijo…. Esto nos suena a todos los padres divorciados). En definitiva, me toca correr en plena nevada y llegar a tiempo a casa de la madre de Juan, donde obviamente me esperaba un espectáculo bochornoso con Juan, la madre de Juan y su tía, que no se pierde una. Ah!! Y un par de ancianos presenciando todo el espectáculo. Un momento ideal en una ciudad en la que nunca pasa nada interesante.

Después de la escenita y de hacerme esperar, Juan se monta en el coche y nos vamos. Tenemos poco tiempo para preparar la comida y salir corriendo a la academia de clases particulares a la que he obligado a la madre de Juan que le lleve, para poder solucionar sus retrasos en matemáticas. Esa misma tarde pude hablar con la profesora de la academia para saber si Juan ha ido a clase en la semana de Navidad que estuvo con su madre. Me duele tener razón en este caso, no le llevó a clase en Navidad según sospechaba. No entiende que Juan ha repetido curso ya una vez y que en esta evaluación le han quedado dos, mates y sociales y que necesita, aparte de dejarle crecer como un niño feliz que le deje tiempo para estudiar en vez de tenerle de “verbena” todos los días (que si salvamento, que si futbol, que si juegos escolares, que si tapas y cañas los viernes por la noche…) en cambio le cuesta llevarle a clases de mates, a clases de inglés etc. Que es lo que realmente necesita. No es capaz de poner un poco de sensatez ni en esto. También me confirma la profesora que la madre de Juan ha estado en la academia esa misma tarde y que ha interrumpido la clase para sacar a Juan y hablar con él. Me enfurecí. No tiene ningún tipo de cordura. Me temí lo peor, creí que no sería capaz de relajar la situación y empezar con buen pie todos estos cambios. Pero la anécdota no pasó de ahí.

La primera semana transcurre muy deprisa. Juan está muy, muy colaborador. Está super motivado y contento de estar pasando más tiempo conmigo, aprendiendo cosas nuevas, adquiriendo responsabilidades y aprendiendo a ser independiente. Ha aprendido a hacerse él solo la mochila del cole (pone los libros en el suelo y con el calendario de la agenda comprueba las asignaturas que tendrá al día siguiente y coloca los libros en la mochila. Después la deja cerca de la puerta junto a mi mochila de trabajar, jajajaja). Ha adquirido él solo la costumbre de ponerse a hacer los deberes del cole después de comer y de ponerse a estudiar sin que nadie se lo pida en nuestra casa y en casa de sus abuelos. Se acuesta pronto y aunque se levanta pronto también, duerme más de 8 horas (en casa de su madre sospecho que se acuesta muy tarde porque siempre está muy cansado y a veces con mala cara). Y lo más alucinante, todas las noches antes de dormir lee un libro durante un rato y en 1 semana ¡se ha leído un libro entero! Para mí esto es increíble…

Llegamos al fin de semana. Y aquí es donde todo se vuelve un poco gris, pero la nube no dura por mucho tiempo. Nos vamos a la montaña a disfrutar de la nieve que ha caído. Pasamos la mañana tirándonos bolas de nieve, empujándonos y riéndonos él, mi pareja y yo. Hasta que llama su madre por teléfono, una vez más. Como estamos en la montaña y vamos con el manos libres del coche, la llamada se va entrecortando hasta que finalmente se termina de cortar. Juan se enternece y se le llenan los ojos de lágrimas. Ha pensado que yo he cortado la llamada pero no es así. Me niego a que todo esto siga sucediendo. Me niego a que esté constantemente acosándonos para amargarnos los días. Me niego a que continúe controlándonos la vida, su vida, controlando sus emociones. Era un momento divertido y ella lo tiene que volver a boicotear. Le explico a Juan lo que ha pasado con esta llamada y le explico que cuando llame su madre a no ser que sea algo muy importante no volveré a dejar que hable con él si es para entristecerle y estropearle el día. Que yo quiero que esté contento y que con todo lo que ha pasado todos estos años, además, ella tendrá que ganarse otra vez mi confianza para volver a llamar a mi teléfono o a molestarme. Que las cosas tienen consecuencias y esa es la consecuencia de su madre. Igual que Juan ha tenido que ganarse mi confianza por su vuelta precipitada en verano, dejando abandonadas nuestras vacaciones ella tendrá que hacer lo mismo. Juan parece que lo entiende aunque no sé si está conforme.

A partir de aquí el día sigue transcurriendo alegre aunque Juan estaba un poco extraño. A la hora de dormir, pide el libro que está leyendo pero se nos ha olvidado en el coche. Por eso le pido que lea un cuento en la Tablet. “Juan sin miedo” es el elegido. Un cuento infantil y famoso donde los haya. Al poco tiempo se levanta de la cama llorando. “Papá tengo miedo de la bruja del cuento”. ¿Cómo es posible que un niño de 10 años tenga miedo por haber leído un cuento infantil? Quizás esta fue la manera de expresar esas sensaciones raras que sentíamos desde la llamada inoportuna de su madre. No le doy importancia a este hecho y al día siguiente todo estaba ya olvidado, aunque el comportamiento de Juan continuó un poco extraño el resto de fin de semana.

Durante estos días, me he preguntado mil veces en qué cosas me estoy equivocando y en qué puedo mejorar. He leído mucho todos estos meses de atrás sobre educación infantil en casos de padres divorciados. La tarea es difícil, muy difícil, porque la madre de Juan nunca ha sido buena colaboradora. Todos estos años parece que se ha centrado más en hacerme daño a mí que en atender las verdaderas necesidades de Juan. Educar a un hijo no consiste en vestirle y darle de comer, en hacerle fan del “real Madrid” y en peinarle como “Cristiano Ronaldo”. Juan ha estado privado de muchísimas cosas emocionales (si bien la parte material la he cubierto yo mismo ya que la madre de Juan siempre ha sabido muy bien cómo mantener sus lujos sin trabajar. Siempre le ha costado salir a buscar un trabajo e incluso mantenerlo. Desde que nos divorciamos una parte de los gastos los hemos costeado una buena parte yo mismo, otra parte sus padres y una pequeña parte de su aportación propia). A Juan le ha faltado verdadero cariño, alguien que le motive y que le empuje para ser independiente, con seguridad en sí mismo y no un niño apocado y con miedo a casi todo. Poco a poco todo esto lo vamos superando y terminaremos por conseguir que su vida sea plena.

martes, 9 de enero de 2018

EL PRIMER DÍA EN LA CUSTODIA COMPARTIDA



8 de Enero de 2018.

Juan, hoy es el primer día del resto de nuestra vida. Esta fecha se grabará en mi mente e intentaré que la recordemos como si fuera nuestro aniversario. A partir de hoy empezamos nuestra vida familiar, tú y yo, y lucharé con todas mis fuerzas para que sea lo más normal posible. Lucharé para que puedas aprovechar el tiempo con tu padre y yo con mi hijo. Un tiempo que jamás tuvimos, primero porque llevamos separados 6 años y segundo, porque en tus primeros 4 años de vida tampoco pude darte el amor y el cariño que me hubiera gustado darte. Nunca fue lo suficientemente bueno para tu madre (a pesar de ser ella la que nunca quiso tener hijos, bastante incomprensible este hecho con todo lo que ha venido después) por eso nos ha hecho esperar dos años y medio para estar juntos, espero que tú no pienses lo mismo y sigas queriendo, como hasta ahora, compartir tu vida conmigo. Ahora podremos disfrutar de todos los momentos que nos han robado desde que naciste. Son muchos los días y los momentos que se han esfumado y tenemos que correr mucho para ponernos al día de toda esa lista de cosas que nos han quedado pendientes y a la vez disfrutar de nuestro presente. 
Fuente: Carlos&Carol. www.flickr.com

Hace un año, en las Navidades del 2017 escribí sobre nuestros corazones rotos en Navidad. El dolor que sentí cuando llorando me dijiste que no querías separarte más tiempo de mí. De entonces yo no pude hacer nada. Sólo tuvimos una semana para estar juntos y realmente fuiste feliz durante ese tiempo. Más tarde vinieron días y momentos muy duros. Nos robaron tiempo Juan, nos robaron días en los que no te dejaron estar conmigo a sabiendas de que estaban violando nuestro derecho. Vinieron días de rabia por no poder hacer nada cuando no te dejaban verme. Pero estas Navidades, aunque cortas como siempre, dijiste algo que me abrió la luz en esta oscuridad. “Sí, me da pena porque me tengo que ir, pero por otro lado me alegro porque pronto volveremos a estar juntos”. Nos dejaste a todos con la boca abierta cuando escuchamos tu razonamiento. Es cierto Juan, tuvimos que estar separados la mitad de las vacaciones, como siempre pero una semana después volvemos a estar juntos y esta vez por más tiempo. Y lo mejor de todo son las ganas que tienes de seguir a mi lado. Eso es lo que me ilusiona para seguir adelante con todo esto. Es lo que me ilusiona para seguir echándote un cable para superar todos tus miedos, todas tus inseguridades (que son muchas, las superaremos juntos), es lo que me ilusiona para poder luchar contra esas adversidades que no te dejan crecer como cualquier niño de tu edad.

Pero nuestra nueva vida ha empezado con dificultades y sabes que poco a poco las tenemos que ir superando. Tu madre sigue oponiéndose a nuestro derecho y a día de hoy continua boicoteando nuestro intento de mantener nuestra relación de padre e hijo. Desde que supimos que tenemos la custodia compartida ha intentado casi todo. Y digo casi todo porque hubo momentos en los que temí lo peor por su parte. Uno ya no sabe qué pensar después de tantas noticias en el telediario de padres/madres que secuestran a sus hijos y tu madre no es de las que se rinden fácilmente. Desde que supimos que tenemos la custodia compartida definitiva desde el 30 de noviembre de 2017 nos ha seguido y vigilado en casa de tu tío, nos ha acosado con constantes llamadas telefónicas cuando estamos juntos (esto no es realmente nuevo ya que siempre nos agobia con constantes llamadas pero ahora es incansable, por Dios!!). Ha jugado con mis sentimientos (después de tantos años negándome cualquier tipo de información sobre ti, de ocultarme tutorías en el colegio, de negarme mi derecho de saber cuándo estás enfermo, cuándo estás triste, cuándo estás contento, cuándo te has caído, cuándo te has peleado con tus amigos, de negarme poder verte el día de tu cumpleaños, el día de mi cumpleaños, el día del cumpleaños de tu familia paterna, de robarte de mis brazos aquel 23 de abril en el que removí cielo y tierra intentando encontrarte... De negarme, TODO!!!) Ahora recibo mensajes recordatorios de cosas que te gustan, de cosas que te apetecen hacer, recibo recomendaciones de dónde debo llevarte para que te lo pases bien (y de paso pueda ella encontrarse con nosotros casualmente, uuuffff!!!) y a cambio, no pide sino exige, que te deje hablar con ella porque le estoy negando su derecho de hablar contigo. ¿Y qué pasa conmigo? ¿Qué ha pasado con los 10 años de tu vida que prácticamente ella nos ha robado? ¿Y qué pasa ahora con nuestro derecho de vivir el tiempo que estemos juntos sin sobresaltos, tranquilos y a gusto? ¿Qué pasa con nuestro derecho de conocernos el uno al otro? ¡Ni si quiera conozco a tus amigos del cole y me está costando un triunfo que tu tutora me reciba en el colegio! Yo también he llorado y mucho. Las lágrimas de una madre no son más lágrimas que las de un padre. El dolor de corazón y la tristeza no entienden de hombre o mujeres. Pero según ella "los hombres no lloramos, los hombres pegamos a las mujeres y a nuestros hijos los encerramos hasta que dejan de llorar". Esto es lo que tu madre ha dicho sobre mí en todos esa pila de papeles que han leído en dos tribunales, ese es el complejo con el que he convivido dos años y medio hasta que un juez ha dicho que es normal que las parejas que se divorcian se lleven mal y no mantengan contacto. ¿Ese dolor no cuenta? ¿Mis sentimientos no han contado para ella? Obviamente, NO. Me he sentido peor que a un animal, he creído que la gente me miraba por la calle por ser un supuesto maltratador (NUNCA HE PEGADO A UNA MUJER), por ser un bárbaro, he perdido amistades (y a otras les he vendido mi alma a cambio de cualquier tipo de información que pudieran darme sobre ti, a cambio de una simple foto tuya por whatsapp con la que me retorcía por dentro por no ser yo mismo quien te la sacaba). Sí, he llorado y he sufrido, pero nadie dijo que ser padre fuera fácil y tampoco está en la mano de uno decidir qué tipo de paternidad quiere ejercer con su hijo. Al menos yo no he podido, he tenido que conformarme con las migajas que me han dado, hasta hoy.

Desde que empezamos con este proyecto de nueva vida he contado con tu ayuda incondicional. Cuando tuvimos la sentencia de custodia compartida en firme sólo te pedí un favor y lo estás haciendo muy bien. Yo no puedo hacer que tu madre me escuche y entre en razón, por eso te pedí que le explicaras tu mismo tus sentimientos, lo mismo que me dices a mi “papá quiero estar más tiempo contigo”. Ella necesita dejar de tener miedo cuando no estás con ella por eso necesita que tú le digas que conmigo estarás bien, que no debe estar preocupada porque tu día a día no cambiará. Seguirás yendo al colegio, jugando con tus mismo amigos, con tus mismas aficiones y que no dejarás de quererla. Pero que también necesitas quererme a mí y compartir conmigo las mismas situaciones que otros niños comparten con sus padres. Gracias Juan, este trabajo lo estás haciendo bien y el mérito será tuyo cuando lo logremos.

Espero que escuchándolo de tu misma boca ella entre en razón y nos deje por fin vivir una vida en paz. No quiero que dejes de querer a tu madre, es tu madre y debes hacerlo, sólo quiero que ella entienda que yo soy tu padre y que lo único que pido es compartir contigo el mismo tiempo que comparte ella. De momento, hasta que cumplas la mayoría de edad y quien sabe si dejarás de querernos a los dos.