17 de marzo de 2017...Un mes ha pasado ya desde el día del juicio y continuamos sin noticias de la sentencia. La espera es larga pero más larga se hace aún por la incertidumbre de saber la respuesta.
No sé si será a favor o en contra de que Juan y yo pasemos más tiempo juntos, pero de lo que sí estoy totalmente seguro es de que pase lo que pase, la historia no termina aquí. Si la sentencia es desfavorable para nosotros y no podemos estar más tiempo juntos, seguiré intentándolo porque a Juan no le sirve que su padre se conforme con las migajas que nos dan, Juan se merece que su padre luche por él y que no se rinda por mucho que a su madre le gustara que lo hiciera. No tengo miedo… ya no tenemos miedo...Juan lo tiene claro y yo también.
Si la sentencia es favorable, entendiendo como favorable una custodia compartida, estoy seguro de que la madre de Juan no aceptará el resultado e intentará una vez más apartarme de él sin atender las necesidades de su hijo, como hasta ahora ha hecho siempre. En todo el proceso siempre ha habido una particularidad de sus palabras que me parece irritante, y es que parece que Juan sólo es hijo de ella, parece que ella es la única que sabe cuidar de Juan, parece que Juan ha venido a este mundo por la gracia divina de su madre…
Pero volvamos a mis reflexiones. En mi caso no lucho sólo por pasar más tiempo con Juan, lucho por darle lo que por derecho es suyo, un padre y una madre, una familia paterna y una familia materna, como todos los niños deberían tener. Lucho por darle un bienestar, un futuro, una felicidad. Somos los padres los que nos divorciamos no los hijos los que se divorcian de los padres. Y en mi caso concreto, cada día que pasa me alegro de haberme separado de la persona que más daño me está causando en esta vida. No creo que pueda conocer en mi futuro a alguien que pueda igualar el daño y el dolor que la madre de Juan me está y nos está causando.
La ley debería ser clara en estos términos, “un niño nunca debería ser apartado de sus familias independientemente de que sus padres se divorcien o no” y digo familias porque una persona no tiene una única familia. Está su familia materna, su familia paterna y la familia que una persona forma cuando se hace adulto, con la persona que decida y de la manera que decida.
Hasta el momento y hasta que la sentencia salga, sólo he visto tratos de favor hacia esta madre y no quiero generalizar ni entrar en luchas de género, tanto por parte de la justicia, como por parte de instituciones educativas y psicólogos. ¡Sería tan sencillo simplemente pensar en un niño y en la multitud de alternativas que se le pueden brindar! ¿Por qué ponerle barreras? ¿Por qué quitarle lo que es suyo? ¿Por qué inducirle en lo que debe ser...en lo que es bueno...en lo que es malo...sin dejarle reflexionar ni opinar? La justicia debería ser justa en estos términos.
Si yo hubiera sido abogado, le hubiera preguntado a la madre de Juan lo siguiente: ¿Por qué decidió usted casarse con Carlos? ¿En qué basó la capacidad de Carlos para ser el padre de su hijo y por qué de repente ahora decide que no es ni la persona idónea ni el padre perfecto? ¿quién la obligó a usted a tomar semejantes decisiones para el resto de su vida? A uno nadie le hace un test antes de ser padre para identificar sus capacidades (lo cual debería ser obligatorio porque a la vista está que hay padres que no dan la talla, pero hay madres que tampoco) sin embargo los equipos psicosociales sí se atreven a decidir a posteriori que un hombre no es un buen padre ni lo será jamás. Y en todo esto, las asociaciones por la protección de los derechos de los menores ni se pronuncian en estos casos
Lo único que puedo decir después de un mes esperando la sentencia y de casi dos años de proceso es que no me canso...tengo mucha paciencia y seguiré al pie del cañón sobretodo porque lo que sí sé es el dictamen de la fiscalía. Aún teniendo todo en contra ve conveniente que Juan pase un día entre semana conmigo desde las 14:00h hasta las 20:00h y que las vacaciones de verano se repartan en igualdad de condiciones, es decir la mitad con su madre y la mitad con su padre.
Esto es una victoria dentro de esta gran guerra!!!
Si la sentencia es favorable, entendiendo como favorable una custodia compartida, estoy seguro de que la madre de Juan no aceptará el resultado e intentará una vez más apartarme de él sin atender las necesidades de su hijo, como hasta ahora ha hecho siempre. En todo el proceso siempre ha habido una particularidad de sus palabras que me parece irritante, y es que parece que Juan sólo es hijo de ella, parece que ella es la única que sabe cuidar de Juan, parece que Juan ha venido a este mundo por la gracia divina de su madre…
Pero volvamos a mis reflexiones. En mi caso no lucho sólo por pasar más tiempo con Juan, lucho por darle lo que por derecho es suyo, un padre y una madre, una familia paterna y una familia materna, como todos los niños deberían tener. Lucho por darle un bienestar, un futuro, una felicidad. Somos los padres los que nos divorciamos no los hijos los que se divorcian de los padres. Y en mi caso concreto, cada día que pasa me alegro de haberme separado de la persona que más daño me está causando en esta vida. No creo que pueda conocer en mi futuro a alguien que pueda igualar el daño y el dolor que la madre de Juan me está y nos está causando.
La ley debería ser clara en estos términos, “un niño nunca debería ser apartado de sus familias independientemente de que sus padres se divorcien o no” y digo familias porque una persona no tiene una única familia. Está su familia materna, su familia paterna y la familia que una persona forma cuando se hace adulto, con la persona que decida y de la manera que decida.
Hasta el momento y hasta que la sentencia salga, sólo he visto tratos de favor hacia esta madre y no quiero generalizar ni entrar en luchas de género, tanto por parte de la justicia, como por parte de instituciones educativas y psicólogos. ¡Sería tan sencillo simplemente pensar en un niño y en la multitud de alternativas que se le pueden brindar! ¿Por qué ponerle barreras? ¿Por qué quitarle lo que es suyo? ¿Por qué inducirle en lo que debe ser...en lo que es bueno...en lo que es malo...sin dejarle reflexionar ni opinar? La justicia debería ser justa en estos términos.
Si yo hubiera sido abogado, le hubiera preguntado a la madre de Juan lo siguiente: ¿Por qué decidió usted casarse con Carlos? ¿En qué basó la capacidad de Carlos para ser el padre de su hijo y por qué de repente ahora decide que no es ni la persona idónea ni el padre perfecto? ¿quién la obligó a usted a tomar semejantes decisiones para el resto de su vida? A uno nadie le hace un test antes de ser padre para identificar sus capacidades (lo cual debería ser obligatorio porque a la vista está que hay padres que no dan la talla, pero hay madres que tampoco) sin embargo los equipos psicosociales sí se atreven a decidir a posteriori que un hombre no es un buen padre ni lo será jamás. Y en todo esto, las asociaciones por la protección de los derechos de los menores ni se pronuncian en estos casos
Lo único que puedo decir después de un mes esperando la sentencia y de casi dos años de proceso es que no me canso...tengo mucha paciencia y seguiré al pie del cañón sobretodo porque lo que sí sé es el dictamen de la fiscalía. Aún teniendo todo en contra ve conveniente que Juan pase un día entre semana conmigo desde las 14:00h hasta las 20:00h y que las vacaciones de verano se repartan en igualdad de condiciones, es decir la mitad con su madre y la mitad con su padre.
Esto es una victoria dentro de esta gran guerra!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario